Artículo sobre Antonio de Felipe - El Artista Pop del Hotel del Arte


Antonio de Felipe:
 
“Ahora pinto con más garra que nunca”



Tras su exposición en el Hotel Estela Barcelona - Hotel del Arte de Sitges, donde pintó la habitación 116 dedicada a Audrey Hepburn, el artista pop considera que atraviesa por un momento de madurez artística y personal que le ha merecido el reconocimento de la crítica.

Entrevista a Antonio de Felipe en el Dominical de El Periódico de Cataluña:


EL ARTISTA POP HA CELEBRADO SUS 25 AÑOS DE CARRERA ARTÍSTICA CON UNA EXPOSICIÓN EN LA QUE ALTERNA LOS PINCELES CON LOS AEROSOLES Y EN LA QUE HA CONDENSADO CUATRO AÑOS DE TRABAJO. ‘GRAFFITI POP’ ES HIPERREALISMO, EMOCIÓN, HUMOR Y COLOR

Texto: Luis Miguel Marco, Dibujos: Antonio de Felipe

EL RETRATO DE LA IZQUIERDA NO ES UNA FOTO en blanco y negro, aunque lo parece. Mírenla bien. Es una pintura. Es un autorretrato de Antonio de Felipe (Valencia, 1965) posando como Hugh Jackman en Lobezno. El conocido artista pop camina por el filo de la navaja del hiperrealismo. Y en lugar de garras, se ha colocado pinceles, la prolongación natural de su cuerpo rotundo.


Hace tiempo que seguimos su trayectoria y le teníamos ganas. “Me encanta cómo suena esa expresión –dice él al otro lado del teléfono–. Yo exponía cada dos años en Barcelona, en la galería María José Castellví, pero cerró y me quedé huérfano. Así que desde aquí proclamo que me gustaría encontrar una alternativa para regresar a una ciudad que me encanta”, lanza. En efecto, si tiramos de hemeroteca, la última vez que Antonio de Felipe expuso en Catalunya fue en octubre pasado, en el remodelado Tinglado numero 1 del Moll de Costa del Port de Tarragona, con la muestra Pop Art al Port2. También pintó con flamencos, palmeras y audreys una habitación del hotel Estela de Sitges.


Además de deseando exponer en Barcelona, Antonio está pletórico después de la buena acogida que ha tenido su última muestra en La Casa de Vacas del Retiro de Madrid. La ha titulado Graffiti Pop y ha sido un nuevo chute de color, humor y optimismo. Con ella ha rubricado una trayectoria de 25 años en los que se ha forjado un nombre internacional como referente del pop art, desde su debut allá por 1990.

“Ha sido mi muestra más emocional y excesiva hasta ahora, con los graffiti como motivo principal. Unas 60 piezas de gran formato en las que he estado trabajando en estos últimos cuatro años. Yo digo que es mi obra de madurez. La he disfrutado mucho y el espectador, también”.

Ese espacio del parque del Retiro en el que han convivido sus cuadros de Charlize Theron, David Beckham, Bambi y sus graffiti efímeros le trae muchos recuerdos, algunos incluso agrios. “Esta ha sido mi quinta exposición en Vacas. La primera fue precisamente la de las vacas. Porque yo soy el padre de las vacas –proclama reivindicativo–. Entonces me pareció original que las vacas volvieran a su casa, porque ese edificio del Retiro es la antigua vaquería real. Y a partir de mis esculturas y pinturas de vacas, fíjese toda la leche que ha dado la Cow Parade, de la que ha mamado a nivel internacional mucha gente; no yo”, matiza.

Abrirse en canal cada vez es complicado; lo sabe cualquier artista. Para este hombre que se mueve entre la cultura popular y el arte urbano, el reto ha consistido esta vez en tunear un pabellón donde dialogaban cuadros y graffiti, donde la pintura y la escultura se han fundido en una única disciplina y donde elementos luminosos y tecnológicos como los neones también tenían su razón de estar. “Más que una exposición ha sido una experiencia artística. Recuerdo que abrimos y todavía estaba interviniendo en el espacio,pintando un hombre rana al lado de un extintor real, que era su bombona de oxígeno. O unas huellas junto a una alcantarilla en el suelo y cosas así. He pintado en sitios donde no se cuelga obra habitualmente. Esas eran obras efímeras, pero no me importa. La gente estaba encantada de verme por allí manchado de pintura. Me he hecho fotos con todo el mundo. Y los niños alucinaban”.

“He tenido hasta que poner carteles para advertir de que son pinturas acrílicas sobre lienzo y no un fotomontaje”

Antonio está pletórico. “Soy optimista por naturaleza, de los del vaso medio lleno. A pesar de que la vida no está fácil para nadie, tiendo a pensar que lo mejor está por llegar. Para muestra, esta exposición. Después de miles de cuadros sigo creando con más ganas que nunca. Y es bonito ver que gente de diferentes edades sale de ver mi obra con una sonrisa. Y que te digan que tu pintura les parece terapéutica es el mejor halago. Suena a topicazo pero es que me siento muy maduro, tanto en lo personal como en lo profesional. Ahora pinto con más garra que nunca”. ES IMPOSIBLE GUSTAR A TODO EL MUNDO, pero lo que es innegable y en lo que la crítica está de acuerdo es que la técnica de Antonio de Felipe ha evolucionado hacia nuevas cotas de hiperrealismo. “Fíjese que hasta mucha gente cree que son fotos tratadas y he tenido que pintar unos carteles en la pared para advertir de que es acrílico sobre lienzo y que todo es pintado y no un fotomontaje”.

La confusión viene porque Antonio ha recurrido a nuevas armas. “De repente tenía ganas de probar con los aerógrafos, los rotuladores y los aerosoles. He incorporado todo lo que viene del graffiti a mi lenguaje habitual, que son los pinceles, la pintura acrílica y el lienzo”. Como si Goya, Velázquez y Warhol, por citar tres de sus referentes, se midieran con Keith Haring, Sixeart y Banksy. “Me gusta esa idea de lo aparentemente rápido y espontáneo, de lo efímero que tiene el graffiti, que está en la calle y dura lo que dura. Y, además, concecta con mis orígenes. Yo soy valenciano, aunque lleve años viviendo en Madrid. Y a la gente le soprende mucho que se quemen las fallas, sin entender del todo que las fallas han nacido para eso, para acabar en ceniza”.

EN ESA INCURSIÓN SUYA en el arte urbano tiene mucho que ver su paso por Miami. “Muchísimo. Empecé con esta serie, titulada Graffiti pop, hace cuatro años. Pero hace justo dos me fui a Miami y lo que vi allí me impactó hasta el punto de que he metido neones en mis obras. Miami es una ciudad excesiva y muy estimulante. Hay mucha creatividad y una ebullición brutal. Aparte del distrito art déco y de los neones de Ocean Drive, el foco artístico está en el barrio de Wynwood. Allí vi unos graffiti que me dejaron con la boca abierta. Fue como si hubiera entrado en la Capilla Sixtina del graffiti. Fue muy enriquecedor, porque a mí lo que me gusta es aprender. Y trabajar al lado de esos artistas ha sacado cosas de mí que estaban ocultas”.

Antonio de Felipe estuvo trabajando en el Miami Marine Stadium, en Virginia Key, un estadio clausurado hace más de 20 años por problemas de funcionamiento y dañado por el huracán Andrew, apoyando la cruzada de Gloria y Emilio Estefan para que no acabe reducido a escombros. “Estuve pintando graffiti en el mes de julio, con un calorazo tremendo y con tormentas diarias en las que parecía que se acababa el mundo. Fue una experiencia agotadora pero gratificante al mismo tiempo”, resume.

Hizo otras muchas cosas, como pintar bolsos. Y hasta cumplió con el encargo de El Mundo de retratar bajo su prisma pop a la familia real. “Me quedó más colorida y cercana que el cuadro de Antonio López. Y solo en 20 horas”, describe.

Ya de vuelta a su estudio del barrio madrileño de Malasaña, retomó esta serie y surgió también algo nuevo: el pintor se convirtió también en motivo de su obra. Sin complejos. Con humor. Antonio con unas alas luminosas, como un ángel de luz. Antonio en tejanos y con el torso desnudo Reflexivo. Chulazo. Osazo.






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