Las felicitaciones de las Fiestas Navideñas siempre suelen ir acompañadas de una serie de tópicos que, pese a tener un alto contenido de buenas intenciones, se repiten año tras año con los mismos deseos de prosperidad para todos.
Estos tópicos son difíciles de evitar: uno siempre acaba cayendo en ellos de nuevo. Realmente no es fácil desear felicidad sin que suene un poco hipócrita y eludir las frases típicas de cada año.
¿Tan complicado resulta ser sincero y a la vez original?
La respuesta es clara: Sí, es muy difícil. Aunque, en el fondo, no lo es tanto cuando uno lo intenta. Los posibles trucos para evitar caer en el tópico hipócrita, vuelven a ser más tópicos: Ser siempre uno mismo; ser fiel a nuestro propio estilo individual; evitar convencionalismos; estar plenamente convencidos de que cuando deseamos felicidad lo hacemos de todo corazón; ofrecer aquella parte de nuestra personalidad que nos hace únicos e irrepetibles, y un largo etcétera.
La respuesta más real sólo la sabe cada uno de nosotros en nuestro interior. En ocasiones es mucho más sincero y valorado un simple abrazo o una mirada sin mediar palabras, que decir ¡Feliz Navidad! o ¡Feliz Año Nuevo! y que pueda sonar tan repetitivo que incluso suene falso.
Desde estas líneas, e intentando evitar tópicos, quisiéramos felicitar a todo el mundo por igual de forma sincera. Nuestro deseo es que todos se lo pasen tan bien como sea posible, que hagan aquello que les plazca y haga más feliz (siempre desde el respeto al prójimo), que compartan estos días con quien ellos prefieran, sin los compromisos a que nos vemos obligados y, por encima de todo, que demuestren su amor por todo ser viviente a su manera, que los demás –todos sin excepción- sientan ese amor.
Ahora viene el tópico:
¡¡FELIZ NAVIDAD!!
¡¡FELIZ NOCHEVIEJA!!
y
¡¡PRÓSPERO AÑO NUEVO!!
Estos tópicos son difíciles de evitar: uno siempre acaba cayendo en ellos de nuevo. Realmente no es fácil desear felicidad sin que suene un poco hipócrita y eludir las frases típicas de cada año.
¿Tan complicado resulta ser sincero y a la vez original?
La respuesta es clara: Sí, es muy difícil. Aunque, en el fondo, no lo es tanto cuando uno lo intenta. Los posibles trucos para evitar caer en el tópico hipócrita, vuelven a ser más tópicos: Ser siempre uno mismo; ser fiel a nuestro propio estilo individual; evitar convencionalismos; estar plenamente convencidos de que cuando deseamos felicidad lo hacemos de todo corazón; ofrecer aquella parte de nuestra personalidad que nos hace únicos e irrepetibles, y un largo etcétera.
La respuesta más real sólo la sabe cada uno de nosotros en nuestro interior. En ocasiones es mucho más sincero y valorado un simple abrazo o una mirada sin mediar palabras, que decir ¡Feliz Navidad! o ¡Feliz Año Nuevo! y que pueda sonar tan repetitivo que incluso suene falso.
Desde estas líneas, e intentando evitar tópicos, quisiéramos felicitar a todo el mundo por igual de forma sincera. Nuestro deseo es que todos se lo pasen tan bien como sea posible, que hagan aquello que les plazca y haga más feliz (siempre desde el respeto al prójimo), que compartan estos días con quien ellos prefieran, sin los compromisos a que nos vemos obligados y, por encima de todo, que demuestren su amor por todo ser viviente a su manera, que los demás –todos sin excepción- sientan ese amor.
Ahora viene el tópico:
¡¡FELIZ NAVIDAD!!
¡¡FELIZ NOCHEVIEJA!!
y
¡¡PRÓSPERO AÑO NUEVO!!
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